La gracia de los carretes casting está en cómo va puesta la bobina: de lado, perpendicular al eje de la caña. Puede sonar a detalle, pero es lo que te da el mando absoluto, para lanzar justo donde quieres y tirar de la línea con potencia. Además, tienes el rollo de los frenos, ya sean magnéticos o centrífugos, para ajustar la caída del señuelo y evitar el temido enredo (o como decimos todos: la peluca), incluso cuando el viento decide fastidiar.
Shimano mete su SVS Infinity como si fuera un superpoder para controlar el lance. Daiwa, por otro lado, te suelta el Magforce, que ajusta solo y te ahorra más de un disgusto. Es como tener un truco bajo la manga.
En el catálogo tienes todas las opciones: carretes con ratio bajo (de 5.4:1 a 6.3:1), perfectos para señuelos que ofrecen resistencia, tipo crankbaits profundos o spinnerbaits. Los Shimano Curado y Metanium son pura ingeniería para estos usos, y los Daiwa Tatula y Zillion sacan músculo con tecnología puntera.
¿Te va la marcha rápida? Entonces busca los ratios altos (7.1:1 a 8.1:1), ideales para cuando necesitas recoger a toda leche, con jigs, vinilos o técnicas de reacción. Shimano te trae los Chronarch y Bantam con la famosa Hagane Gear, y Daiwa presume de sus Steez y Morethan, ligeros como una pluma y con frenos que parecen de ciencia ficción.
Así que ya sabes: si lo tuyo es la precisión, la potencia y llevar el control al máximo nivel, los carretes de casting son tu billete de entrada. ¿Todavía no los has probado? Pues ya vas tarde, amigo.